jueves, agosto 18, 2005

El típico del olvido

Del daño que me has hecho
Me vengaré algún día
Mas, espero que mueras
Para hacerlo mejor

No he de vengarme en tu alma
Ya que no tienes alma,
Me vengaré en tu cuerpo
Me vengaré en tu carne
En esa carne innoble
Que no sintió el amor
Y cuando hayas muerto
Y reclames descanso
Serás mío y de Dios.

Te arrojaré a las faldas
De las sombrías montañas
Y el buitre de las sierras
Será mi vengador.

Con sus garras enormes
Te abrirá las entrañas
Y se pudrirá tu carne
A los besos del sol.

¿me envenenasteis
acaso mi vida con tus besos?
¿no estrujasteis con tus manos
todo mi corazón?

Y cuando me arrancasteis
El último pétalo
Me arrojasteis a la vida
Como una maldición

Por eso te odio tanto
Por eso te maldigo
Por eso he de vengarme
De tu infame traición.

Sí después de esta vida,
Hay premios, castigos
Úndele en el abismo
Del infierno, Señor.



¡tuviste sed de besos
y te entregué mis labios!
¿tuviste hambre de amores
y de amores te sacié!

Tranfría el alma,
Te acurruque en mis brazos,
Venías extraviado,
Y la luz te mostré.

He imprimiste mis labios
Y de mi fuente pura,
Secasteis el manantial,
Dejaste mi regazo
Que por ti se habría hecho,
Más blando y más amante
Que el sueño maternal.

¿Por qué, por qué lo hiciste?
¿acaso no sabías que tú eras
la razón de este vivir inquieto?
Ilusiones, sueños, amor,
Todo es mentira
¿qué puede haber ya cierto
sí tus labios mintieron?

Yo que te di mi vida
Yo que de rosas te sembré el camino
Hoy maldigo mi suerte.
Maldigo mi destino
Porque todo es mentira,
Mentira que yo vivo.

Mentira los amores,
Mentira los placeres,
Mentira la alegría
Y mentira el dolor.

Es mentira la muerte
Porque estoy viviendo
Es mentira la vida
Porque ya muerta estoy.

Quizás no fue culpable
Su corazón inmenso
No podía saciar de mí
Su sed de amor.
Yo le daba mi vida,
Mis besos, mis ternuras,
Era poco, Señor.

Comprende Señor
Toda la angustia
De un amor impotente
Que no sabe saciar.

Ya que como la vida
Que habla el evangelio
Le di lo que tenía
Y que quería que hiciera
Si no tenía más.

Y rechazó mi ofrenda,
Y tomó otro sendero,
Con él va mi vida
Tú lo sabes, Señor.
Déjame que le siga,
Aunque sea de lejos
Quiero escuchar su voz,
Déjame que le siga
Déjame que le siga.

Quizás por extrañas sendas
Sus pasos llevarán.
Déjame ir recogiendo
Las piedras en el camino
No vaya a tropezar.
Quizás si está cansado
Quizás sí esta dormido
Quiero ser su sombra
Que como un manto tranquilo
Lo envuelva al despertar.

Déjame ser su césped
Que haya blando su nido
Déjame ser su vino
Déjame ser su pan
Déjame ir a su lado
Sin que él nunca lo sepa.

Y febrilmente él ame a otra mujer,
Déjame entregarle
A esa mujer extraña
Todo el amor inmenso
Que yo tuve con él.


No hay comentarios.: