viernes, octubre 20, 2006

Primero de Octubre del 2006

...Cuando escuché tan sólo pronunciar su nombre, mi corazón dejó de latir por unos instantes, mi estómago se contrajo y se fue haciendo cada vez más pequeño a medida que esas 6 letras, en ese preciso orden, con esa precisa estructura, se transformaban lentamente en aquello con cuerpo, con alma, que me había regalado la felicidad por un momento, con el que había hecho una tregua momentánea, para sanar faltas, vacíos, cariño...
Ni siquiera yo pensé alguna vez que esto me fuera a pesar, menos por él, precisamente él, aquel ser que no era nadie... no, eso es falso, yo sé que a medida que nos fuimos conociendo se fue haciendo cada vez más importante, más necesario Yo sé que es prácticamente imposible que tengamos la misma relación, aunque quisiera, aunque de verdad quisiera, cuando se traspasa una barrera, es muy difícil volver atrás, porque más que recordar, se añora esos momentos cálidos, de locura, de confianza mutua, de fogocidad voluntaria, exquisita, reconfortante, que te devuelven por un momento a este mundo, que te recuerdan que las cosas no son tan malas, que no todo está perdido, que aún eres joven, que puedes echarte al hombro el pasado oscuro y cambiar...

Miles de cosas pasan a cada momento por mi mente, lo que fue y no fue, lo que pudo ser y nuca será. Luego me contemplo sola, de soledad, sola con ella, restragándomela en la cara, cuestionando mi grado de culpabilidad en el asunto, que estará pasando por la mente de él. Me gustaría a veces que la gente fuera menos miedosa, que se lanzara a la vida en busca de su felicidad, sin importar nada, pero ¿Cómo esperar algo del resto, cuando ni yo puedo hacerlo?
Mil preguntas sin responder, mil abrazos, mil besos guardados en mí, sin salir hacia destino seguro, ganas de olvidar, inmensas ganas...